viernes, 29 de mayo de 2009

Blade Runner, metafísica en estado puro

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"¿Qué es lo que nos convierte en seres humanos? ¿Son nuestras ansias de superación? ¿O acaso son nuestros sueños?

Basada en el libro ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? del escritor Phillip K. Dick, Blade Runner sufrió en un tiempo de la incomprensión del público que la convirtió en su momento en un fracaso de taquilla.

Con el tiempo se convirtió en una película de culto e incluso se comenzaron a hacer tesis que abordaban diversos puntos ontológicos y filosóficos: ¿Hasta donde el hombre es responsable de sus propias creaciones? ¿En donde reside el alma? ¿sí la compasión nos vuelve humanos todos aquellos que no la sienten no lo son?

Blade Runner nos ubica en una tierra desolada y sin esperanza en donde los tóxicos del ambiente van produciendo estragos en la población terrestre que no puede emigrar a Marte. Los animales (casi extintos) son los tesoros más preciados que alguien puede tener, sus costos son elevados pero le dan status y esperanza a las escasas familias que pueden comprarlas.

El desarrollo tecnológico ha llegado a tales alturas que incluso se pueden crear replicantes, androides de apariencia humana sumamente inteligentes. Los replicantes están prohibidos en la tierra y cuando alguno de ellos ingresa al planeta son objeto de persecución por parte de unidades especiales de cazadores llamados Blade Runners, la acción de eliminarlos no se llama asesinato sino “retiro”.

Desde luego muchas veces logran colarse y para detectarlos se utiliza el test Voight-Kampf, una serie de preguntas que buscan provocar una reacción específica en la persona de la que se sospecha que es replicante. Una de las más de 100 preguntas que componen la prueba es: -¿si usted va por el desierto y ve una tortuga boca abajo, ¿qué hace?-

La respuesta natural de un humano sería voltear a la tortuga boca abajo, pero la del replicante sería diferente, la diferencia básica es que los humanos somos capaces de compasión y los robots no.

El protagonista, Deckard, se enfrenta al dilema moral que representa “retirar” a los replicantes, es una tarea que ya no quiere seguir realizando, no obstante accede a un último trabajo: retirar a cuatro replicantes Nexus 6, el modelo más avanzando y peligroso.

Por otro lado vemos los intentos de los replicantes por esconderse, buscar trabajo y llevar una vida normal, sin embargo también buscan desesperadamente revertir el corto tiempo de vida que tienen ya que su fecha de expiración está a punto de cumplirse.

Así es como vemos estos dos puntos de vista, por momentos Deckard es el villano y los replicantes las víctimas, a veces es al contrario.

Pero de eso se trata, de la lucha de los replicantes por vivir, ese deseo resulta muchas veces conmovedor, porque ¿acaso no haríamos lo mismo si nos viéramos condenados muerte?

Al final, el discurso “tiempo de morir” del líder de los replicantes, Roy Batty, nos muestra lo que ya Shakespeare nos decía en Macbeth:

La vida no es sino un mal actor que se pavonea unos momentos por el escenario, luego se retira y no se le vuelve a ver jamás.

Dice el replicante, Roy Batty, al final de la película:
Yo.. he visto cosas que vosotros no creeríais.. atacar naves en llamas más allá de Orión.. He visto Rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser.. Todos esos.. momentos se perderán.. en el tiempo, como.. lágrimas.. en la lluvia.. Es hora.. de morir.
Como lágrimas en la lluvia:
Versión original subtitulada


Versión doblada al castellano:

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