viernes, 20 de febrero de 2009

Despertando a la vida (Waking Life, 2001)


Despertando a la vida - Wikipedia, la enciclopedia libre



En versión original:


Vivimos en un sueño, como decía el clásico, o también como señalaba el obispo Berkeley, allá en el siglo XVIII, la realidad no existe y sólo es un producto de nuestros sentidos. Ése es quizá uno de los mensajes, el más obvio, que se puede sacar de esta cinta. Y sin embargo, en esta película en la que no se hace más que hablar de filosofía, toda está orientada a su aplicación práctica, a su impacto sobre el mundo, a demostrar como puede influir por el mundo.

No es la primera de sus contradicciones.

Nos encontramos ante una cinta de animación, pero el espectador no avisado se encontrará en un terreno desconocido, ya que no estamos hablando de Disney, ni de animación japonesa, ni tampoco de la ironía y desparpajo de las series americanas destinadas a un público adulto. Estamos hablando de la obra de uno de los maestros del cine independiente Americano, Richard Lintlaker, y si esta cinta es una excepción en el panorama de la animación actual, no lo parece menos en el conjunto de la obra de este autor.

Sin embargo todo no es más que una ilusión, una más en el juego de espejos y espejismos que se descubren en esta película.

En primer lugar por su técnica. Las diferentes escenas que componen la película han sido rodadas en imagen real y luego transformadas en dibujo animado. ¿Una arbitrariedad? Quizás así parezca para la mayoría del público, pero en un mundo en que el dibujo animado, encarnado en los CGI, pretende copiar la realidad hasta el extremo de ser indistinguible de ella, no deja de tener su sentido que, en esta cinta, la realidad sea substituida y disuelta por la ilusión. En el fondo, nos hallamos ante un ejemplo magnífico de adecuación entre forma y fondo, que demuestra asimismo la originalidad del director, al ser utilizado este recurso para plasmar la irrealidad del mundo, sin recurrir a alucinaciones, sueños o flashbacks que revelen un mundo paralelo, el camino tan trillado de las películas de ciencia ficción, horror y misterio.
No es tan extraña esta postura, puesto que no estamos en el terreno de la fantasía. Vivimos en ese mundo, y al igual que su anónimo protagonista, no podemos escapar de él. Por esta razón, la animación varía a lo largo de toda la película, de acuerdo con el grado de consciencia y, casi podríamos decir, compromiso, que el joven experimenta. Pasa desde ser una leve presencia turbadora, intuida en el continuo movimiento de las formas y fondos, en la irrealidad de los colores, a cobrar vida propia, comentando las diferentes visiones del mundo que se nos presentan, para, al final, llegar a hacerse dueña de la realidad, destruyendo la seguridad y conformidad en que el protagonista, y nosotros, nos movemos.
Conformidad. Porque éste es otro de los puntales de esta película. En este mundo moderno, donde la información nos bombardea continuamente por todos los canales imaginables, la mayor parte del tiempo nos limitamos a vagar, aprendiendo y olvidando, casi simultáneamente, todo tipo de ideas, sin reparar en que se contradigan o en lo que nos demanden. Así se mueve este joven durante toda la primera parte de la película, en todo similar al espectador pasivo que observa desde su butaca, incapaz de establecer un orden en el mundo que sale a su encuentro, hasta que algo, simple, extremadamente simple, le fuerza a cambiar de actitud y salir al encuentro del mundo.
Actuar. Quizás sea esta la tercera clave. Vivimos en la época más apasionante de la historia, afirma, lleno de optimismo, un vagabundo. Algunos críticos americanos ya señalaron la importancia del mensaje de esta película en un mundo post-11/9, inundado por el pesimismo, paralizado por la confusión de ideas y la falta de seguridad. Un mundo en el que es necesario, mas que nunca, el pensamiento aplicado a la acción, puesto que cada una de las visiones que se escuchan exige adoptar una actitud ante el mundo, y todas ellas parecen apuntar hacia el mismo objetivo. Solidaridad, compromiso, democracia, libertad. Palabras que se escuchan una y otra vez a lo largo de la cinta. Pero esta no es una obra de tesis. Voces discordantes rompen el acuerdo y, como dice uno de los personajes al ver a un anciano encaramado a un poste, "él es todo acción, nosotros todo pensamiento". Las palabras por sí solas, por muy grandes o importantes que sean, no sirven de nada disociadas del mundo.

No, no es una obra de tesis. El joven protagonista sigue su viaje, sin decantarse por ninguna filosofía ni participar en ella. Solo excepcionalmente se produce y es por que él se ha visto subyugado por la belleza irreal de una mujer encontrada en el camino. Muy al contrario, a medida que avanza la película y se obra el despertar, el falso despertar, del protagonista, se produce una transición del mundo exterior al mundo interior. Al final, la única cuestión importante es el significado de la propia existencia, la única pregunta ante la cual no es posible quedar indiferente o escapar, ya que, una vez planteada, no existen, ni para el joven protagonista, ni para nosotros, una vuelta atrás a la seguridad de la habitación o la comodidad de nuestra butaca. Ni siquiera dominar el sueño/realidad, nos servirá, ni, por supuesto, intentar despertar a la realidad auténtica, si es que ésta existe. Cada intento solo consigue acrecentar la desesperación y, como en la vida, la cinta se detiene en el umbral de la muerte, sin dar una respuesta.

Para concluir, no deja de ser irónico, que en una época en que se acumulan elogios sobre el magro contenido filosófico de algunas obras, una creación como ésta, henchida de pensamiento, original en su forma y planteamiento, haya pasado casi sin pena ni gloria, excepto para unos pocos.

Nadie dijo que la filosofía tuviera que ser fácil... ni agradable.

© David Flórez y trendesombras.com 2003

WAKING LIFE
Por David Flórez

Dirección y guión: Richard Lintlaker
Producción: 2001, EE.UU., Detour Films. Producida por Jonah Smith, Anne Walker-Mcbay, Palmer West, Tom Pallota
Música: Glover Will y Tosca Tango Orchesta.
Animadores: Jason Archer, Paul Beck, John Bruch entre otros.
Voces: Wile Wiggins, Lorelei Lintleker, Trevor Jack Brooks, Glover Gill, Laura Hicks entre muchos otros.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Redes: Ahora sabemos qué es un humano

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Algunos dicen que la humanidad está en peligro….Aún está por ver. Pero tras los hallazgos de la biología, la antropología y la inteligencia artificial, lo que seguro está en peligro es el concepto de «humano».

¿Qué significa ser humano? ¿Quién es humano y quién no? Parecen preguntas fáciles de responder, pero no es así. Damos por hecho el concepto de humanidad pero la ciencia nos lo desmonta. Cada vez somos más parecidos a los animales y a las máquinas y la ingeniería genética nos depara nuevos retos a resolver.
Llevamos años hablando de «valores humanos». Sean cuales sean estos valores, ¿a qué nos referimos con «humanos»?

En REDES contaremos con la entrevista a Felipe Fernández-Armesto. Historiador británico, Armesto enseña Cultura y Civilización españolas en la Universidad de Tufts. Por la amplitud de temas que trata en sus estudios está considerado como un sabio renacentista en el siglo XXI y hemos tenido el placer de poder compartir algunos de sus conocimientos.

También contaremos con las opiniones de Nolasc Acarín, Neurólogo-Profesor UPF; Steven Mithen, Arqueólogo. Universidad de Reading (Reino Unido) ; Jaume Fatjó Etólogo, Facultad de Veterinaria UAB y Laura Sagarra, Veterinaria experta en doma natural.

Redes: Las pesadillas no son sueños

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¿Por qué dormimos? No puede ser solo para descansar. El cerebro trabaja continuamente mientras dormimos, su actividad solo se reduce un 20% respecto a la vigilia. Tenemos que dormir por otros motivos, motivos positivos, motivos fascinantes como la memoria. Todos tenemos recuerdos increíbles. Nuestro cerebro está repleto de recuerdos. ¿Cómo los conserva? ¿Cómo los mantiene actualizados y disponibles? Hay que entender los sueños y las emociones para responder estas preguntas.

Las leyes del cerebro cambian durante el sueño. Cambia la química y así desaparecen factores característicos de la vigilia como la coherencia y la continuidad. Es un cerebro diferente, y por eso no puedes organizar los pensamientos, no sabes quién eres, estás desorientado.

Allan Hobson es catedrático de Psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard. Es autor de varios libros sobre el sueño y los sueños y será un privilegio contar con su particular visión de lo que nos sucede durante ese tercio de nuestras vidas que nos pasamos durmiendo.

Inteligencias singulares: El mundo de Juan José Millás |

Inteligencias singulares: El mundo de Millás | Documentales Tv-oN | Documentales Online: "Inteligencias singulares: El mundo de Millás

Juan José Millás ofrece su particular reflexión en torno a la inteligencia. En el programa se incluirán entrevistas a personas que, habiendo tenido muchas dificultades en el colegio (hasta el punto de no tener, en la mayoría de los casos, ni estudios primarios), han demostrado un talento especial para salir adelante, ocupando en la actualidad puestos de relevancia y ganándose la vida sin problemas.

Inteligencias singulares recogerá también la voz de filósofos, profesores psicólogos y sociólogos, además de expertos en inteligencia artificial y en inteligencia biológica, acerca de qué es la inteligencia, cómo se construye, por qué se ha aceptado un solo modelo y qué posibilidades tiene el sistema de reconocer una inteligencia singular cuando aparece."