miércoles, 25 de marzo de 2009

Pseudoexperiencias 1: El mayor montaje televisivo de la historia: el caso Roswell

Abrimos una serie de entradas con el título Pseudoexperiencias, experiencias falsas, engañosas. Los medios de comunicación de masas (cine, televisión, radio, periódicos, internet, etc.) a veces nos engañan. Parece que nos están presentando la realidad, que estamos experimentando lo que nos presentan. Dice José Antonio Marina en el libro de texto Prosofía, Filosofía y ciudadanía (edt. sm, pág. 116):
Veo en la pantalla el vuelo de un halcón con una precisión maravillosa. ¿He tenido la experiencia del vuelo del halcón? No. He tenido la experiencia de estar sentado frente a un televisor en cuya pantalla se proyectaba la imagen de un halcón. No sé si ese halcón existe ya, no sé si la imagen está trucada, no percibo lo que rodea a esa imagen: el calor, el viento, el esfuerzo por conseguir ver el halcón, la dificultad de seguir su vuelo. Es importante darse cuenta de la diferencia , porque tendemos a pensar que cuando vemos la retransmisión de un suceso por televisión estamos viendo la realidad, estamos teniendo experiencia de ella. Y esto no es verdad. Lo que vemos en una pantalla puede no ser real, puede estar amañado o sesgado. No es una verdadera experiencia: es una pseudoexperiencia.

En la serie de entradas encabezadas con el título Pseudoexperiencias recogeremos engaños, manipulaciones, fabulaciones de los medios de comunicación, que en su momento no fueron tomadas como tales por la opinión pública. Montajes fotográficos destinados a salvaguardar intereses políticos y económicos inconfesables. Documentos televisivos que se han hecho pasar por reales sin serlo, con la intención de ganar cuotas de pantalla. Emisiones radiofónicas que sin pretender engañar a los oyentes, han provocado oleadas de pánico. En fin, el poder sugestivo de las imágenes y los sonidos ha sido utilizado por los seres humanos desde el principio de los tiempos para cautivar la mente, para hacerla esclava.
Si no estamos atentos, precavidos, y aún así, es fácil que nos den gato por liebre.

El primer documento de la serie es el fraude de la autopsia de Roswell

El incidente OVNI más famoso es el llamado caso Roswell. Hay un vídeo fraudulento que muestra la supuesta autopsia a un alienígena de los que se estrellaron en 1947.

El vídeo es considerado uno de los mayores fraudes del s.XX, y causó un gran revuelo cuando se mostró en 1995.

“Es el acontecimiento más extraordinario del siglo”, se entusiasmaron unos. “Es como si se hubiera filmado la crucifixión de Jesús”, festejaron otros. La noticia cruda afirmaba que un cámara militar de 82 años le sustrajo a la USAF una increíble colección de rollos de película donde dos personas vestidas de médicos parecían practicar una necropsia sobre el cuerpo de un E.T. sobreviviente de la legendaria nave estrellada en el desierto de Roswell, Nuevo México, en junio de 1947.

Cuando a fines de agosto de 1995 se estrenó en todo el mundo el vídeo -distribuido por la compañía Merlin Productions del inglés Ray Santilli-, los espectadores no tuvieron más remedio que discutir su autenticidad a partir de lo que mostraban las imágenes, ya que nadie más que sus promotores habían accedido a las cintas originales ni al testimonio del viejo cámara militar, quien decidió deshacerse del documento porque -según explicó Santilli- “necesitaba el dinero para pagar la boda de su nieta”.



Desde el principio, la Merlin hizo lo posible por asegurarse la explotación comercial de la cinta y evitar que fuera examinado. Por esa razón, los escépticos centraron sus críticas en la improbabilidad evolutiva de que la anatomía de un ser nacido en otro mundo fuera antropomorfa, las inadecuadas técnicas con que se practicó la autopsia, el curioso parecido del E.T. con el estereotipo imaginado por la ciencia ficción y la llamativa impericia del operador, quien filmó la escena más increíble del siglo sin corregir el foco cada vez que debía registrar los órganos internos del presunto alienígena.



Aunque la opinión generalizada fue que la estrella de la autopsia no era otra cosa que un muñeco de goma, la polémica cotizó al vídeo: sin pruebas definitivas del montaje, todo podía ser cierto y todo podía ser falso. En ese sentido, los promotores del caso acuñaron frases de antología, como aquella según la cual la película era creíble justamente porque estaba demasiado mal hecha para ser un fraude: “Si era más fácil ‘hacerlo bien’ para evitar sospechas, ¿por qué no se hizo así?” Tal vez -como se les contestó- no importaba que fuera mala porque la credulidad humana, o el interés comercial de quienes se aprovechan de ella, promueve falacias tanto o más ingeniosas que esa para defender un producto que no da mucho de sí para ser defendido. La película de Santilli -como las de Ed Wood Jr., considerado el peor director de cine de la historia- era tan mala que era precisamente eso lo que la hacía buena.

Se llegó a decir que el mismísimo Steven Spielberg estaba detrás de la filmación, aunque todas las teorías apuntan a uno de los integrantes del "tridente ultragore alemán": Olaf Ittenbach, creador de "Premutos, el ángel caído" y "The Burning Moon" (los otros dos directores son el artífice de la trilogia "Violent Shit", Andrea Schnaas, y el maestro Jörg Buttgereit, famoso por su film "Nekromantik"). Interrogado sobre esta nueva ramificación de la polémica, Santilli, naturalmente, ha desmentido haber oído hablar de Ittenbach.

De todos modos, nada de lo que se descubra de ahora en adelante será mucho más espectacular que determinar los niveles de responsabilidad en la participación de la lucrativa farsa, ya que ha quedado establecido más allá de toda duda razonable que en el vídeo no hay un cadáver de otro mundo sino un humanoide de goma relleno con tripas y sesos de cordero.

Aquí tenéis el vídeo, juzgad vosotros mismos:



Autopsia Completa del Caso Roswell

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