viernes, 20 de marzo de 2009
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La filosofía es:
Más un modo de atender que de entender.
Ser conscientes de que es más interesante lo que nos sorprende que lo que nos da la razón.
Hacer menos ruido y cultivar el silencio atento.
Demorar las respuestas y evitar sobre todo las precipitaciones.
Tener flexibilidad mental y practicar esa gimnasia del espíritu consistente en escuchar.
Desconfiar de la seguridad ostentosa.
No sentirse incómodo ante preguntas que uno no sabe responder, pero que tampoco puede rechazar.
Aprender a sacar fruto del propio desconcierto.
Huir del enquistamiento en sus variadas formas: intelectual, moral o política.
Estar a gusto en la inquietud, a !a que Schopenhauer consideró como lo que mantiene
en movimiento el perpetuo reloj de la filosofía...
Dejarse invadir por una incorregible curiosidad.
Crecer en la capacidad de admiración proporcionalmente a la extrañeza de lo admirado.
Saber que la antitesis más rotunda del filósofo es el vencedor.
En suma: permanecer siempre vulnerable ante la realidad.
Daniel Innerarity, La filosofía como una de las bellas artes, Ariel, Barcelona 1995
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